Como cualquier trastorno afectivo sin tratar, la amargura puede tener un impacto particularmente fuerte en la familia y la pareja de la persona afectada. Si se analizara la historia personal y hereditaria de quien la sufre, se encontraría la raíz de este problema. Es fundamental tratar la amargura, ya que puede causar mucho daño, no solo al individuo que la sufre (el victimario), sino también a aquellos que deben soportarla (las víctimas). Estos últimos deben desarrollar paciencia y tolerancia.
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En una relación amorosa, ya sea de pareja, familiar o de amistad, las alegrías se multiplican porque se comparten. Los buenos momentos y logros del ser amado también se convierten en tus alegrías.
El amor puede provocar diversión y risas. Ya sea a través de bromas compartidas, experiencias vividas juntos o simplemente disfrutando de la compañía del otro, el amor a menudo va de la mano con la alegría.
El amor también implica el placer de dar sin esperar nada a cambio. El acto de hacer feliz a la persona que amas puede proporcionarte una gran alegría.
Cultiva tu espíritu de paz y alegría todos los días